La frase latina «A Tergo Calva Est» nos habla de la importancia de aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Literalmente traducida, significa «Por detrás, ella es calva», lo que hace referencia a que una vez que la oportunidad ha pasado, ya no podemos volver atrás para aprovecharla.

En la vida, a menudo se nos presentan oportunidades que pueden cambiar nuestro destino. Sin embargo, muchas veces las dejamos pasar por miedo, indecisión o simplemente por no estar preparados para aprovecharlas. En el artículo anterior «Carpe Momentum», explicamos la importancia de estar siempre alerta y listos para actuar en el momento adecuado. Por eso, dijimos, a la ocasión la pintan calva.

A lo largo de nuestro camino en la vida, se van presentando -una y otra vez- oportunidades que parecen insignificantes en un principio, pero que pueden convertirse en el punto de inflexión que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos. Por lo tanto, es importante estar plenamente atentos y no menospreciar ninguna oportunidad, por pequeña que parezca.

Esta idea también nos habla de la impermanencia, recordándonos que el tiempo es un recurso limitado y que no podemos darnos el lujo de desperdiciarlo. Una vez que una oportunidad se ha ido, no podemos recuperarla. Cada segundo cuenta, y debemos estar dispuestos a tomar acción en el momento adecuado.

Sin embargo, la diosa Ocasión nunca viene sola.  Pisándole los talones, enseguida detrás de ella viene Metanoia (el arrepentimiento), su compañera inseparable, que porta en sus manos un látigo «con el que castigará a los perezosos».

Una vieja composición romana titulada «In simulacrum Occasionis et Poenitentiae» explica el papel de ambas divinidades:

««Soy la diosa Oportunidad [Ocasión], poco frecuente y conocida por pocos». «¿Por qué te apoyas en una rueda?» «No puedo estar fija en un lugar». «¿Por qué calzas talares?» (1) «Viajo volando. Lo que Mercurio hace prosperar, yo lo estropeo cuando quiero». «Cubres tu rostro con cabellos». «No quiero ser reconocida». «Pero ¿tienes calva la cabeza?» «Sí, para no ser cogida al huir». «¿Quién es la que te acompaña?» «Que te lo diga ella». «Dime, por favor, ¿quién eres?» «Soy una diosa a quien ni el propio Cicerón dio nombre. Soy la diosa que exige satisfacción por lo hecho y lo no hecho, claro que para causar arrepentimiento. Por eso me llamo Metanoia». «Mas dime tú, ¿qué hace contigo?» «Cuando me voy volando, ella queda; a ella se agarran quienes yo dejé atrás. Tú también, mientras interrogas, mientras estás preguntando, dirás que me he escapado de tus manos»». (2)

Por eso, según este diálogo Ocasión viene seguida de Metanoia o Penitencia entendida como arrepentimiento, la cual siempre se muestra como una mujer compungida, con el rostro lloroso y asociada a la melancolía y la tristeza.  A veces viste ropajes negros e incluso tiene la piel oscura, lo que nos recuerda justamente que la melancolía proviene etimológicamente de «melas» (negro) y «kholis» (bilis), es decir «humor negro», esa oscuridad saturnal propia del Nigredo, de la muerte mística, del plomo, una alusión clara a la putrefacción alquímica que es propicia para la transformación.

En la negrura más negra, siempre hay un burbujeo que evidencia algo que está por venir. Esta es la esencia del Nigredo, primera etapa de la Alquimia y eso es lo que dice Irineo Filaleteo en «La entrada abierta al Palacio cerrado del Rey»: «En esta etapa [Nigredo] no hay más que un color, el negro perfecto; ya no se ve ni humo, ni viento, ni ningún síntoma de vida. ¡Oh, triste espectáculo, imagen de la muerte eterna, pero qué agradable mensajero conductor para el Artista! pues no es una negrura común, sino brillante, más que el más intenso de los negros. Y cuando veas a tu materia hinchándose en el fondo del vaso [burbujeando], como una pasta, alégrate: es que allí está encerrado el espíritu vivificante, y cuando lo juzgue oportuno, el Todopoderoso dará vida a estos cadáveres”. (3)

¿Qué significa esto? Que Metanoia tiene un sentido bastante más profundo que un simple arrepentimiento y una mortificación por el fracaso, sino que –asociada a la reflexión– ésta se convierte en sí misma en una nueva oportunidad, en una fuerza motivadora que, si se aprovecha adecuadamente, puede conducirnos a la transformación.

En otras palabras, para una persona miope que ante cualquier contratiempo se pregunta “¿por qué?” o «¿por qué me está pasando esto a mí?», la metanoia no es otra cosa que fracaso, castigo, remordimiento, dolor. Al mismo tiempo, para un discípulo consciente que siempre se pregunta «¿para qué?» o «¿para qué me está pasando esto?», la metanoia puede ser una nueva oportunidad para reinventarse, para rectificar el rumbo, conocerse a sí mismo y crecer.

En un contexto iniciático, la palabra Metanoia siempre ha sido utilizada para describir un cambio de mente (Meta=más allá, Noia=mente), una nueva forma de percibir el mundo y de «dar el giro» (tawba).

De acuerdo al reconocido teólogo Gerhard Kittel, la Metanoia «exige una conversión radical, una transformación de la naturaleza, un giro definitivo del mal, un giro decidido a Dios en total obediencia. (…) Esta conversión es de una vez por todas. No puede haber marcha atrás, solamente queda avanzar con responsabilidad en el camino elegido. Afecta completamente al hombre, primero y básicamente el centro de la vida personal, entonces lógicamente su conducta en todo momento y en todas las situaciones, sus pensamientos, palabras y actos». (4)

Para los nobles viajeros, aquellos que han aprendido a caminar por la vida de manera consciente y alerta, todo lo que sucede en la vida tiene un sentido profundo. Ya sea una alegría, un pesar, un éxito o un fracaso, un accidente o incluso un acontecimiento aparentemente absurdo, todo tiene una razón de ser. 

Algunas corrientes modernas hablan de «pronoia» (pro=hacia adelante, noia=mente, disposición) como un concepto opuesto a «paranoia» (para=en contra), y teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho antes, todos nosotros tenemos la posibilidad de convertir a Metanoia en Pronoia, en la certeza de que el Universo conspira a nuestro favor o –como dicen los cabalistas– «Gam zu letová»: “Esto también será para bien”.

En lugar de ver a los contratiempos como obstáculos insuperables, es importante aceptar la responsabilidad, es decir “responder con habilidad” para transmutar a estos momentos en verdaderas oportunidades de aprendizaje, cambio y crecimiento. 

Que las diosas Ocasión y Metanoia iluminen nuestro camino en esta escuela de la vida, y nos recuerden que cada desafío es una oportunidad para crecer, para aprender y para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

Notas del texto

(1) Talar:  Dicho de un ala: Que sale del talón. Según los poetas, «el dios Mercurio tenía alas talares». (Diccionario de la Real Academia)

(2) Décimo Magno Ausonio: «Obras», vol. II (traducción de Antonio Alvar Ezquerra, Editorial Gredos)

(3) Irineo Filaleteo: «La entrada abierta al Palacio cerrado del Rey»

(4) Kittel, Gerhard, Gerhard Friedrich y Geoffrey W. Bromiley: «Theological Dictionary of the New Testament»