Pregunta recibida en la plataforma de estudios: Según el principio de polaridad, no se puede definir algo como la ausencia de sí mismo (la oscuridad como ausencia de luz, por ejemplo); Entiendo que: algo siempre es una vibración, comprendida en una escala entre dos extremos, de más sutil más densa, por ejemplo. La misma cualidad, pero diferente en cuantificación. Por lo tanto ¿la armonía sería el centro (igualdad) en un conflicto entre dos fuerzas opuestas entre sí? ¿Podría ser el desequilibrio generado por un extremo u otro? ¿En qué punto quedaría la armonía si se pudiese entender un conflicto entre el amor y el miedo?
Respuesta: Antes que nada es preciso recordar una afirmación del Kybalión: “Toda verdad es una semi-verdad”. ¿Esto quiere decir que no existe una Verdad absoluta? Pues sí existe una Verdad absoluta pero desde nuestra perspectiva (es decir nuestra percepción limitada) es imposible abarcarla en su totalidad.
En otras palabras: en este plano material toda verdad es relativa y todo intento por transmitirla es inútil (o, al menos, incompleto) porque al hacerlo ésta quedará teñida de nuestras limitaciones lingüísticas y de las carencias que tenga el transmisor.
Entonces, podemos hablar de una Fuente (que algunos llaman Dios) en el que caben todos los conceptos “absolutos”: Verdad, Justicia, Bien, Belleza. En otras palabras, Unidad. Y lo opuesto a Unidad es “diversidad” y todos los contrarios de estos “absolutos”: Mentira, Injusticia, Mal, Fealdad, etc.
Por lo tanto, buscar un “justo medio” entre estos conceptos no significa ninguna armonía ni equilibrio sino “medias tintas”, quedar a mitad de camino. Entre la Verdad y la Mentira no es lógico tratar de buscar un punto medio, ¿cierto?
La Unidad última, es decir la Fuente, en su manifestación se divide en dos polos, que son llamados Yin-Yang por los taoístas, Purusha-Prakriti por los indos, etc. En este sentido, al hablar de la manifestación estamos hablando de una dualidad que existe y que debe ser trascendida. Es lo que se llama en ocasiones “armonizar los opuestos”, el reconocimiento de que somos seres de dos mundos y que estamos parados entre el cielo y la tierra, tironeados por dos fuerzas: una que nos empuja hacia afuera y otra hacia adentro. Arriba y abajo, adentro y afuera.
Los antiguos tenían una frase: “Nada en exceso”, una forma de hacer referencia a este “justo medio”, a ese “equilibrio virtuoso entre extremos viciosos”.
Resumiendo: la unidad primordial se manifiesta en nuestro plano existencial como un juego de opuestos y en cada par de opuestos (calor/frío, luz/oscuridad, placer/dolor, etc.) hay una graduación y un justo medio. Por eso decimos que los opuestos comparten una misma naturaleza y se diferencian en su grado.
Si afirmamos que la Fuente está asociada a todo lo Bueno, lo Bello, lo Justo, lo Veraz y se vincula a la Virtud, entonces el Vicio es la ausencia de la Virtud y no puede encontrarse un término medio entre Vicio y Virtud. No se puede ser “medio virtuoso” o “medio vicioso”. Pero en la vivencia humana es posible reconocer diferenciaciones de esta Virtud y de ese Vicio. Por ejemplo, la Valentía es una virtud (justo medio) entre la temeridad (vicio) y la cobardía (vicio). Del mismo modo, la Generosidad es una virtud (justo medio) entre la avaricia y el derroche. Y así podemos seguir: Templanza en relación al desenfreno y a la insensibilidad, Diligencia en relación a Pereza y Activismo, etc.
En relación a tu pregunta acerca de un conflicto sobre el Amor y el Miedo, quiero puntualizar que aunque algunos autores tratan de identificar cuál es el opuesto al Amor, nombrando en ocasiones al Odio y en otras al Miedo, aunque ciertamente, lo opuesto al Amor es el Desamor.
El Amor es una fuerza centrípeta que nos lleva a la Unidad y todo lo que nos arrastre en el sentido contrario u obstaculice ese camino entra en el campo del Desamor y puede llamarse Miedo, Odio, etc. Por eso dice la Biblia “Dios es Amor”, lo que en otras palabras significa que el camino hacia esa Fuente (esa misma Fuente que hemos identificado con lo Bueno, lo Bello, lo Justo, lo Verdadero…) está supeditado al Amor. Por lo tanto, todo acto amoroso, altruista, virtuoso, en otras palabras “consciente” nos acerca un poco más a esa Fuente primordial.
[…] Por esta razón, los iniciados se desplazan sobre el pavimento mosaico, es decir que, desde una posición elevada, se pueden elevar por encima de los contrarios, del placer y del dolor, de lo bueno y lo malo, para poner el foco en lo esencial y esto es: lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero (Véase “El Justo Medio y la Fuente Primordial”). […]