Cuentan que en el gran desierto de Sulmezia existía un gigantesco muro, tan enorme que nadie se había atrevido a escalarlo.
Cansados de escuchar tantas leyendas e historias tenebrosas que hablaban sin fundamentos de los secretos que escondía el murallón, tres amigos decidieron descubrir por sí mismos la realidad que escondía aquella construcción pétrea y para lograrlo, empezaron a prepararse físicamente y aprender técnicas de escalada.
Después de dos años de duro entrenamiento, los amigos consideraron que el momento de escalar el muro había llegado y, cargando con su equipo de alpinismo, se plantaron frente a él y trazaron una estrategia para llegar a lo más alto.
Cuando terminaron los preparativos, el primer amigo trepó la pared con esfuerzo y, al llegar a la parte superior, miró hacia el otro lado, y sin decir una sola palabra, saltó al otro lado.
Tras observar lo ocurrido, el segundo amigo escaló con rapidez la muralla y al llegar a la cumbre se detuvo unos instantes, estalló en carcajadas y -sin mirar atrás- también saltó.
El tercer amigo, sin entender mucho lo que estaba pasando, trepó palmo a palmo y al alcanzar la cima del muro, observó maravillado que -al otro lado del muro- había un enorme jardín secreto, un paraíso terrenal pletórico de vida y belleza.
Lleno de emoción, el tercer escalador estuvo a punto de imitar a sus compañeros y saltar al vergel, pero finalmente se detuvo, para descender por el mismo camino que había utilizado para subir. Al llegar al suelo, emprendió el regreso al pueblo, a fin de contarle a sus vecinos las maravillas que se escondían detrás del muro.
Así proceden los boddhisattvas. Pudiendo alcanzar el Nirvana de un solo salto, prefieren regresar a casa y dedican su vida a enseñar las más eficaces técnicas de escalada.
muy buena la sabiduria, en cada historieta… gracias