En 2014, la compañía Disney presentó una nueva versión de la historia de la Bella Durmiente con la película «Maléfica», en la que el personaje central ya no era Aurora sino su oponente. Esta producción contiene elementos simbólicos interesantes que vale la pena incluir en el presente libro.
«Maléfica» es una reescritura feminista del cuento clásico, con un cambio de roles en el que los personajes femeninos se hacen más fuertes y los masculinos pasan a un segundo plano. El príncipe, que en la versión de Disney de 1959 era el héroe y tenía un rol protagónico y decisivo, aquí desempeña un papel bastante pasivo.
La sociedad ha cambiado mucho desde los años 50, y ya quedan pocas mujeres que esperen pasivamente la llegada de un príncipe azul. A pesar de los cambios (algunos para bien, otros para mal), existe un proceso de revalorización del rol de la mujer en un momento histórico en el que las redes sociales fomentan la división y generan un clima enrarecido de polarización.
Aunque los motivos de Disney para hacer estas películas siempre están asociados a lo económico, «Maléfica» logra un resultado interesante. La película conserva y agrega varios contenidos simbólicos que vale la pena comentar.
Mientras que en «La Bella Durmiente» el sueño de Aurora y la acción del príncipe para despertarla son el eje de la historia, en esta versión, las alas de Maléfica y la traición de un ser humano son el motor de la trama.
Según esta adaptación, Maléfica no es una bruja, sino un hada que protege el páramo y la floresta, viviendo en conexión íntima con los espíritus elementales del bosque para mantener la naturaleza en su estado más puro. Los hombres aparecen alejados de este mundo natural, desconectados de la Madre Tierra. En esta reescritura del cuento, se acusa al hombre y a la sociedad patriarcal de este divorcio con la Tierra y la Naturaleza, y se ve a ejércitos de hombres intentando avasallar el mundo silvestre, sugiriendo que este equilibrio solamente se puede reparar a través de la acción femenina.
Aunque es cierto que el rol masculino ha sido determinante en el proceso de destrucción del medio ambiente, la Filosofía Iniciática advierte que la solución final vendrá por la concordia de lo masculino y lo femenino, la «coincidentia oppositorum» de la que hablaban los alquimistas. Un mundo nuevo y mejor solamente podrá gestarse por la acción conjunta de hombres y mujeres conscientes.
Los cuernos y las alas de Maléfica simbolizan el poder, la protección y la fuerza. Indudablemente, Disney –en 1959– al colocarle cuernos buscó que este personaje fuera asociado con el diablo cornudo, tan bien conocido en Occidente, o bien con el Bafomet de Eliphas Lévi, que tenía atributos caprinos. Sin embargo, en esta nueva versión los cuernos estarían vinculados a lo terrenal y como una reminiscencia a las divinidades silvestres del paganismo, en especial Pan y sus acólitos, los paniscos. De hecho, los neopaganos conciben a un dios astado como una forma de unificar a diversas divinidades con cornamenta, desde Cernunnos en el mundo celta, al Pan de los griegos, el Fauno de romanos, Pasupati una encarnación de Shiva e incluso Osiris, entre los egipcios.
Por otro lado, las alas nos hablan de elevación, de la posibilidad de despegarse de lo material y ocupar un espacio intermedio entre el cielo y la tierra.
Para el platonismo y el neoplatonismo, y también para otras corrientes tradicionales, el alma originalmente tenía alas, las que perdió y que debe recuperar. Desde esta perspectiva, todo camino espiritual consiste en recuperar las alas. El gran filósofo renacentista Marsilio Ficino decía que al Alma –cuando reconoce su verdadera naturaleza– le comienzan a salir alas en su anhelo por regresar a su hogar.
Dice Chevalier: “El hierro es un metal profano, que no debe ser puesto en relación con la vida. [y] simboliza una fuerza dura, oscura, impura, diabólica”. En otro sentido, el hierro lo podemos vincular con el planeta Marte, con lo masculino y marcial, pero también con el demonio Kali y la oscuridad del Kali-yuga o edad de hierro.
Stefan, destinado a ser el elemento corruptor del género humano con relación a la Madre Tierra, droga y corta las alas de Maléfica en una escena que representa la pérdida de la inocencia y la virginidad a través de un abuso que evidencia una violación. La misma actriz que encarna a Maléfica, Angelina Jolie, aclaró esto en una entrevista señalando que: “La escritora y yo estábamos conscientes de que esta escena era una metáfora de una violación. Esta es una versión divertida y extremadamente Disney de la historia. Pero en su núcleo está el tema del abuso y cómo las víctimas tienen la opción de también abusar de otros o tratar de superarlo y seguir siendo personas amorosas”.
La pérdida de las alas es un tema central del simbolismo tradicional y se vincula con la caída del ser humano, la pérdida de la conexión con lo trascendente y el desvío del propósito. De acuerdo con Henry Corbin: “La pérdida de las alas significa para el alma su captura y su prisión en un cuerpo terrestre”.
Por lo tanto, se puede hablar de un exilio del alma, que solamente puede terminar con la recuperación de las alas, ¿a través de qué? del amor, de la conciencia. Sin embargo, Maléfica se llena de odio y resentimiento, reemplazando sus alas perdidas con un bastón que le ayudaba a desplazarse y como punto de apoyo en lo terrenal.
Jean Chevalier comenta que “el bastón aparece en la simbólica con diversos aspectos, pero esencialmente como arma, y sobre todo, como arma mágica [y actúa como] sostén, defensa, guía, [convirtiéndose] en cetro, símbolo de soberanía, poder y mando”.
Con la mutación de Maléfica, toda la ciénaga cambia y se convierte en un espacio sombrío. En otras palabras: al cambiar la percepción, se modifica la realidad. Su corazón se endurece y, para reforzar esta idea, el trono es representado como una caja torácica donde el odio termina por reemplazar al amor.
Maléfica también construye un muro de espinas para separar radicalmente el mundo feerico del mundo humano y que constituye un obstáculo infranqueable para los hombres, convirtiendo a la ciénaga en un espacio protegido pero también en una prisión.
En su proceso de transformación, Maléfica adopta como asesor y mensajero a Diaval, un cuervo que le da consejos inteligentes y llenos de sentido común.
Las dos historias (la de la Bella Durmiente y la de Maléfica) se conectan y suceden varios acontecimientos que ya hemos comentado antes: la maldición, la quema de las ruecas, la crianza de la niña lejos del peligro, etc.
En estos años que van pasando, la vengativa Maléfica observa con detenimiento el crecimiento de Aurora y se convierte en su protectora, ya que el odio se fue convirtiendo en amor maternal y el hada pasa a ocupar el rol de madrina o madre.
¿Qué simboliza aquí la bella Aurora? Representa la inocencia perdida, es decir que es una alusión muy clara a lo que la misma Maléfica fue en el pasado, antes de ser traicionada, violada. Incluso el nombre de la niña (Aurora) nos está hablando de la luz y de la esperanza del nuevo día.
Por su amor a la pequeña, Maléfica intenta anular su hechizo pero la magia del destino es tan potente que no puede hacer nada, y Aurora tendrá que pincharse el dedo para que la historia se precipite.
En este punto, el príncipe Phillip (un personaje sin fuerza, sin pasión), visita a la Bella Durmiente en su lecho para darle el beso de amor verdadero pero cuando procede el beso no funciona porque no existe en él la chispa del amor. Quizás el príncipe sentía cierta atracción y quizás enamoramiento por Aurora, pero esto no era suficiente.
Destrozada por haber sido la causante del sueño de la muchacha, es la propia Maléfica la que logra despertar a Aurora, dándole un beso de amor maternal (y verdadero) en la frente.
Después de que Aurora despierta de su letargo, Stefan acorrala a Maléfica en una red de hierro mientras Diaval se enfrenta a los soldados convertido en un enorme dragón. Mientras tanto, Aurora encuentra las alas de Maléfica encerradas en una urna y las libera, permitiendo que Maléfica recupere sus alas a través del amor.
Con las alas restauradas, los opuestos se integran y el amor triunfa sobre el odio y el miedo. Como dice el viejo axioma, «Omnia Vincit Amor» (el amor todo lo vence).
En su enfrentamiento final con Stefan, Maléfica pronuncia las palabras mágicas de perdón: «It’s over» (esto ha terminado). A pesar de esto, Stefan sigue buscando venganza y cae desde la torre, muriendo al instante.
De este modo, se recupera el equilibrio, el muro de espinas se derrumba y Maléfica obtiene la paz.