La historia de Cenicienta cuenta que una joven dulce y bondadosa sufre el abuso de su malvada madrastra y sus hermanastras, que la obligan a realizar todo tipo de tareas en la casa. Al finalizar sus labores, la joven se iba a un rincón de la chimenea y se sentaba encima de la ceniza, lo que dio origen a que sus hermanastras le pusieran el apodo de “Cenicienta”.
Cuando se anuncia la celebración de un baile en el palacio, sus hermanastras la obligan a trabajar mientras se preparan para el evento. Afortunadamente, su hada madrina aparece, por medio de la magia, le entrega un vestido y un carruaje para que pueda asistir al baile, advirtiéndole que los efectos mágicos durarán solamente hasta la medianoche. En la fiesta del palacio, el príncipe se enamora de ella, pero recordando la advertencia del hada, la muchacha se escapa antes de que termine el baile y pierde uno de sus zapatos de cristal. El príncipe busca en todo el reino a la propietaria del zapato y finalmente encuentra a Cenicienta, con quien vive felizmente para siempre.
Este es un resumen del cuento de Cenicienta. Veamos ahora los aspectos simbólicos de la historia.
El primer punto de interés simbólico es el nombre: Cenicienta, un apodo burlón que le pusieron sus hermanastras en alusión a las grises cenizas de la chimenea. Las cenizas aluden a un fuego que está apagado y, en la casa de Cenicienta, todo está gris y sin luz, desconectado de la fuente de luz, vida y calor. Sin embargo, el hecho de que el fuego esté apagado no quiere decir que no pueda volver a encenderse, y aquí se encuentra una importante lección: siempre hay una oportunidad para renacer y volver a encender la llama de la vida.
En este sentido, podemos trazar un paralelismo entre Cenicienta y el ave fénix, ese pájaro ígneo con una fuerte carga simbólica que debe morir incinerado para luego resurgir de sus propias cenizas, renovado y purificado. Como todo protagonista heroico, la verdadera identidad de Cenicienta está por encima de su pobre apariencia y suciedad, lo que nos lleva a pensar en que, como seres humanos, siempre tenemos la capacidad de superar nuestras circunstancias y encontrar la luz de nuestro interior.
La historia de Cenicienta también nos invita a recordar nuestra verdadera identidad, aquella que está por encima de las apariencias superficiales. En este sentido, podríamos considerar a Cenicienta un diamante en bruto, un ser humano con un potencial infinito que, a pesar de las dificultades, siempre puede brillar con luz propia.
Recordemos el himno de la perla, donde el protagonista, que ha olvidado su noble linaje, recibió una carta donde decía: “Recuerda que eres el hijo de un rey (…) Recuerda tu vestido de gloria, acuérdate de tu espléndido manto, para que puedas vestirlos y engalanarte con ellos”. De este modo, al recordar su verdadera identidad, el olvidadizo viajero se quita las ropas harapientas y declara: “Del ropaje sucio e impuro me desprendí, y lo dejé en su tierra, y busqué un camino que me llevara a la luz de nuestra tierra, Oriente. (…) Mi vestido de gloria y el manto que lo cubría, mis padres los enviaron para mi por los tesoros que guardaban. De su esplendor me había yo olvidado, habiéndolo dejado en la casa de mi Padre cuando era un niño”. Esta misma situación podemos apreciar en la desdichada y sucia Cenicienta, y si reflexionamos con claridad, quizás nos demos cuenta de que también es nuestra situación como seres espirituales viviendo una aventura material lejos de casa.
La chimenea, por su parte, es un símbolo de conexión entre lo alto y lo bajo. En la antigüedad, el hogar era considerado el punto más importante de la casa, el corazón, y el humo se consideraba -desde una perspectiva simbólica- una especie de puente entre la tierra y el cielo.
Para los antiguos, el fuego sagrado del hogar era un símbolo de la presencia divina en la vivienda y en la vida familiar. En la antigua Roma, este fuego hogareño era custodiado por las vírgenes vestales, quienes eran las encargadas de mantenerlo encendido y puro.
Como en muchos cuentos de este tipo, la heroína está atrapada y esclavizada por personajes malvados y sus secuaces. La protagonista, que simboliza el alma pura y resiliente, lucha constantemente para resistir a aquellos que intentan controlarla y oprimirla.
En particular, las antagonistas de este cuento (la madrastra y sus hijas) representan el ego y los múltiples yoes. Estas figuras simbolizan las fuerzas internas que obstaculizan el desarrollo del alma, pero que, al mismo tiempo, son la fuerza de resistencia necesaria para que ésta despierte de su letargo.
En este escenario gris, con Cenicienta casi en estado de cautiverio, llegó el anuncio del baile en el palacio, que podríamos interpretar como la llamada de la que habla Joseph Campbell en sus obras en relación al viaje del héroe. El baile es la esperanza y la posibilidad de escapar del cautiverio, al menos temporalmente, sacando a Cenicienta de su mundo limitado y de su zona de confort.
Sin embargo, la madrastra y sus hijas imponen una inmensa cantidad de tareas a Cenicienta para impedir que asista al baile. Según los relatos clásicos, el baile consta de tres días y Cenicienta luce vestidos distintos y cada vez más impactantes. Este número simboliza la progresión y el avance, relacionado con las tres etapas de la iniciación o fases del despertar, y los trajes se corresponderían con los colores del aura. Algunos simbolistas masónicos han relacionado los tres bailes con los tres viajes del aprendiz y a la cámara de reflexión con la chimenea de la casa de Cenicienta, pero más allá de esto, lo que queda claro es que el número tres tiene una connotación simbólica y que está relacionado con un avance o una progresión.
Finalmente, Cenicienta logra vencer las restricciones gracias a la ayuda del hada madrina, que representa la conexión con las fuerzas sobrenaturales benéficas. Es importante destacar que, en una instancia inicial del cuento (en las versiones clásicas), el padre se va de viaje y pregunta a las tres muchachas qué quieren que les traiga de regalo. Mientras que las dos hermanastras piden adornos y joyas, Cenicienta le pide solamente una rama. Más tarde, Cenicienta plantará la rama junto a la tumba de su madre, la regará con sus lágrimas y ésta se convertirá en un avellano donde harán su nido unas aves que actuarán como intermediarias con los planos sutiles.
Aquí hay varios elementos simbólicos que son cruciales. El árbol, como símbolo axial, de conector entre los mundos, entre lo alto y lo bajo, y las aves que siempre son consideradas mensajeras del cielo y por eso en las tradiciones iniciáticas se suele hablar de la “lengua de los pájaros” (“lingua passerum”) a través del cual es posible una comunicación con el ser.
En diferentes versiones del cuento, el tipo de árbol que aparece puede variar, pero a menudo es un avellano, un árbol sagrado y mágico, de gran importancia para los druidas, que representa la sabiduría, la inspiración y la paciencia, ya que sus frutos tardan en madurar.
El hada madrina utiliza magia blanca para transformar a los animales de la casa en lacayos, cocheros y caballos tordos, y convierte una calabaza en un hermoso carruaje. También convierte las ropas harapientas de Cenicienta en un hermoso vestido de princesa.
En el baile, la belleza de Cenicienta (que representa el alma, lo femenino, yin) impacta al príncipe, que representa al espíritu, lo masculino, yang, y ambos reconocen en el otro a su complemento, es decir el fundamento del matrimonio alquímico, la unión de los opuestos, la coincidentia opositorum.
Pero la magia blanca del hada madrina tiene un límite, una frontera: la medianoche, que representa una encrucijada, el punto más oscuro de la noche, y en algunas tradiciones folklóricas es la “hora bruja” u “hora de las brujas”, el momento en que las fuerzas maléficas se apoderan de la noche y se vuelven más activas y poderosas. Por esta razón, en esta transición entre los días, la magia deja de operar y Cenicienta debe regresar a su hogar.
En las dos primeras fiestas, Cenicienta logra regresar a tiempo, pero en la tercera noche pierde uno de sus zapatos, que en algunas versiones es de cristal y en otras de metales preciosos o con perlas incrustadas. El príncipe, acongojado por haber perdido la conexión con la joven, sale de su palacio, es decir abandona el mundo espiritual para emprender la búsqueda del alma en el mundo material.
En las antiguas tradiciones, se creía que el pie era el punto de conexión entre el alma y el cuerpo, o entre lo espiritual y lo material. De esta manera, el calzado que se ajustaba perfectamente al pie se consideraba como un símbolo de armonía entre ambos aspectos.
En el cuento de Cenicienta, el príncipe busca a la dueña del zapatito que solamente puede ser calzado por la mujer misteriosa que conoció en el palacio. Al final, cuando el zapato se ajusta perfectamente al pie de Cenicienta, se produce una reconciliación, un reencuentro, un reconocimiento entre el espíritu y el alma.
Conclusión
Como hemos visto, en este cuento se repiten ciertos patrones y estructuras que hemos podido observar en el simbolismo de otros cuentos tradicionales. En todos los casos, estas historias siempre apuntan a una enseñanza universal y atemporal, que alude al alma y las pruebas que debe atravesar en el mundo, enfrentando al ego y sus secuaces, que buscan mantenerla alejada de su verdadero propósito. En este proceso, el alma aprende lecciones importantes y desarrolla cualidades como la paciencia, la perseverancia y la compasión.
Sin embargo, el destino final del viaje del alma es alcanzar la unión con el espíritu, que representa la totalidad y la trascendencia de la existencia.
Respecto a Cenicienta creo que es más una herencia simbólica diciéndonos que hasta de las peores situaciones la Ley Divina puede hacernos resurgir como ave PHoenix,que un asidero a la salvación. Me resulta bastante triste que una mujer esté siempre debajo del hombre y tenga que esperar que llegue este como motivo de salvación. Empero en la historia la nobleza de cenicienta haya su meritocracia casandopse con alguien parejo en dones sin importar clase social, sueño que no era más que mentirijillas cuando se inventó el cuento.-
Verdaderamente interesante, me lleva a la reflexión porque hoy en día vivo una crisis emocional, puedo resurgir, me dió mucha luz.
Mil gracias.