Una vieja enseñanza talmúdica enseña que –al enfrentarnos a un evento que podría catalogarse como “malo” o “desagradable”– tenemos que hacer una pausa y pronunciar en voz alta la frase “Gam zu letová”, que significa “Esto también será para bien”.
En verdad, aunque las circunstancias externas parezcan malas o discordantes, cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor, cuando el coronavirus afecta nuestra salud, nuestras rutinas, nuestras finanzas, debemos recordar lo que dijimos en un artículo anterior: la vida es una escuela y todo en el Universo tiende a la Unidad: a lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero.
Para ilustrar este concepto, la tradición hebrea cuenta la historia del Rabí Akiva, el que –en uno de sus viajes– llegó hasta un pueblo con habitantes tan poco hospitalarios que no tuvo otra opción que largarse del pueblo. Sin desanimarse, el Rabí simplemente dijo en voz alta: “Todo lo que hace el Misericordioso es para bien”.
Como no pudo quedarse a dormir en el poblado, el Rabí se fue al campo, donde encontró una lámpara, un gallo y un burro. Contento con el feliz descubrimiento, pronunció: “Gam zu letová” (lo que significa “Esto también será para bien”). Con la lámpara encendida, se dispuso a dormir, pero en ese momento llegó un zorro y se comió el gallo. En su intento de espantar al zorro, descuidó al burro, que aprovechó la situación para escaparse, pero un león lo atacó y no sobrevivió. Por último, un viento fuerte apagó la lámpara y el Rabí Akiva se limitó a decir: “Gam zu letová”.
Mientras dormía, unos bandoleros llegaron al pueblo y lo saquearon, incendiando algunas casas y maltratando a sus habitantes. Al despertar, el Rabí observó el humo que venía del pueblo, se enteró de la situación y comprendió: si hubiera dormido en la ciudad, hubiese sido sorprendido. Con la luz encendida, lo habrían visto. Si el gallo hubiera cantado o el burro rebuznado los bandidos habrían sabido que había alguien cerca. Ciertamente, todo lo malo finalmente fue para bien.
Muchas veces olvidamos este sentido académico de la vida y nos “identificamos” con las cosas que “nos pasan”, y nos quedamos afectados por el dolor, la enfermedad, la muerte, los problemas y las contradicciones del mundo moderno.
Pero aún así debemos recordar que estos momentos de crisis son capitales para pasar a otro nivel de conciencia y que estamos viendo solamente una escena de una película mucho más larga y que sabemos que [spoiler] tiene un final feliz.
En esta crisis que estamos viviendo en este marzo de 2020, rescato una frase que han popularizado los niños italianos, confinados en sus casas: “Andrá tutto bene” que significa “Todo saldrá bien”, que no es otra forma de expresar el “Gam zu letová”. A esa frase se le agrega un símbolo poderoso: el arcobaleno, el arco iris, que significa la paz que retorna luego del pasaje de una tormenta.
En nuestra tradición occidental y cristiana este símbolo apareció por primera vez tras el diluvio, cuando la divinidad hizo un pacto con Noé.
Justamente, este mundo tan caótico, decadente, avasallador de la naturaleza, está necesitando de forma urgente un nuevo pacto, una nueva forma virtuosa de vida conectada con lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo Verdadero para que nazca una humanidad nueva y mejor.