Como es bien sabido en el ámbito de la tradición cristiana exotérica, el acrónimo INRI significa «Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum», es decir «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos». Según cuentan las crónicas bíblicas, esta inscripción fue colocada por los romanos en la cruz donde Jesús fue crucificado.
Desde esta perspectiva, INRI simboliza no solamente la acusación contra Jesús por parte de las autoridades, sino también la ironía de esta declaración, una burla explícita a Jesús el Cristo y sus seguidores, los cristianos creen que realmente es una verdad profética de su realeza espiritual y divina.
Sin embargo, además de esta interpretación muy conocida y aceptada por la ortodoxia, existen otras formas de entender este acrónimo INRI.
La primera interpretación oculta es “Igne Natura Renovatur Integra” (Por el fuego se renueva completamente la naturaleza), lo cual es una síntesis de la inmolación del Cristo. De este modo, el fuego deja de ser un elemento destructor sino que se convierte en purificador, a fin de modificar la naturaleza de la materia. En este sentido, no es raro que el Fuego (Ignis) se vincule con la divinidad, dadora de Luz, Vida y Calor, y eso lo vemos claramente en el episodio de Moisés y la zarza ardiente, y bien lo dice San Pablo en Hebreos capítulo 12 versículo 29: «Porque nuestro Dios es Fuego Consumidor».
En este sentido, el “Igne Natura Renovatur Integra” nos habla de una renovación de nuestra naturaleza interior. Por eso en la Alquimia Interior es tan importante el trabajo con las energías internas, es decir nuestro fuego interior, la fuerza purificadora y transformadora en nosotros mismo, ese fuego que emerge desde las profundidades de la tierra (a veces llamado kundalini) y que también desciende de lo alto como una lluvia telésmica, propiciando así el matrimonio alquímico, el encuentro fogoso de lo alto y lo bajo en nosotros.
La siguiente interpretación también proviene de la alquimia y está íntimamente vinculada con esta que estamos viendo. Dice: “Igne Nitrum Roris Invenitur”: “Por medio del fuego se descubre el nitro del rocío”.
En su simpleza, esta frase nos está revelando una de las claves más potentes de la Alquimia pues nos habla del rocío celeste, el cual era recogido cuidadosamente por los alquimistas, en particular en el mes de mayo y que era (y es) considerado el vehículo del Espíritu universal, también conocido como Luz Astral o Telesma. De este rocío recogido en las mañanas, se obtenía uno de los fundamentos de la Gran Obra alquímica, el alkahest o disolvente universal.
Por lo tanto, es preciso entender que hay clases de rocío en la práctica alquímica: el rocío celeste, es decir el líquido que se puede recoger en las primeras horas de la madrugada y cuando las condiciones meteorológicas son propicias, y -por otro lado- el rocío cocido, que no es otra cosa que el rocío procesado y secado, dejando como resto una sal finísima la cual, según el testimonio de los textos tradicionales, podría ser usada como disolvente universal, el conocido alkahest. Es en este sentido que podemos entender la frase: “Por medio del fuego se descubre el nitro del rocío”.
La cuarta interpretación nos lleva al ámbito del conspiracionismo: “Iustum Necare Reges Impios”: Es justo matar a un rey impío, una frase que supuestamente era propia de la Orden de los jesuitas, plasmada en una obra seguramente apócrifa que se titula “Mónita Secreta”, la cual -según dicen los conspiranoicos- habría sido redactada por el propio Ignacio de Loyola aunque otros atribuyen su autoría a Claudio Acquaviva, el quinto General de la Compañía.
La Mónita Secreta es una especie de manual secreto y a veces se le llama «Instrucciones Secretas de los Jesuitas». En él se proponen métodos para aumentar el poder e influencia de la Orden, a través de la propaganda, la coacción y otros métodos cuestionables desde un punto de vista ético. Se cree que el texto es apócrifo, atribuido a Jerome Zahorowski, un polaco que fue expulsado de la Compañía de Jesús. A pesar de que su autenticidad es dudosa, no se puede negar que los jesuitas, en ciertas ocasiones y bajo determinados contextos históricos, se han visto implicados en conspiraciones y tramas políticas. En este sentido apunta otra interpretación de INRI asociada a los Jesuita: “Ignatii Nationum Regumque Inimici” (Los discípulos de Ignacio son los enemigos de las naciones y los reyes).
La siguiente interpretación nos remite a las iniciales de los cuatro elementos en hebreo: lan (agua), Nur (fuego), Ruaj (soplo o aire), e labejad (tierra) que es muy citada en libros esotéricos y masónicos, aunque desconocemos en qué ámbito fue utilizada. Si echamos un vistazo a las enseñanzas del esoterismo hebreo, especialmente la Cábala, los cuatro elementos se suelen asociar más a las cuatro letras del Tetragrammaton: Yud Hei Vav Hei: Fuego, Aire, Agua y Tierra. Sobre esto, dice Isaac Luria: “Existen cuatro elementos básicos que conforman el mundo material: fuego, aire, agua y tierra. El Ari explica que estos cuatro elementos corresponden a las cuatro letras del Tetragrámaton”.
Otra interpretación encuentra en INRI la frase “Intra Nobis Regnum Iehovah” (”Dentro de nosotros está el reino de Jehová” o bien, en una traducción más amplia, «Dentro de nosotros está el reino de Dios»).
Esta interpretación está en total concordancia con las enseñanzas rosacruces que entienden a ese “Reino de Dios” o “Reino de los Cielos” no como un lugar físico o una realidad post-mortem, sino como un estado de conciencia. Esta interpretación pone a la divinidad dentro de nosotros mismos, sugiriendo que el acceso al reino divino es a través de la introspección y la transformación espiritual.
En este mismo sentido místico está la interpretación de INRI como “In Nobis Regnat Ille” (Él triunfa en nosotros) o bien “In Nobis Regnat Ieschouah” o “lesus”: “Jesús reina en nosotros”.
Recordemos que en latín la letra I y la letra J eran originalmente la misma letra. J era simplemente una variante de la I, y ambas se usaban de manera intercambiable. Por eso Jesús aparece como Iesus.
Pero a veces no se dice Iesus sino Ieschouah o Ieshoua, el cual es la forma aramea o hebrea del nombre Jesús.
«Ieschouah» es un término importante en el Martinismo de Papus, ya que no solamente alude al nombre hebreo de Jesús, sino que representa al Cristo como una Fuerza espiritual poderosa. Incluso es usual, en el ámbito de la Orden Martinista, la pronunciación mental de la palabra “Ieschouah” como una forma de conectar con lo divino.
Y hablando de pronunciación, no podemos olvidar el uso de la palabra INRI como mantram, especialmente en el texto de Jorge Adoum “La magia del verbo”, donde se dice que “INRI es una palabra de altos poderes. Dejemos aparte sus significados esotéricos; encontramos en ese mantram una curación para todos los dolores de la cabeza, porque I hace fluir la sangre a la cabeza; N conduce nuestra mente al mundo interno, y se convierte en instrumento de manifestación interna; R significa y representa la cabeza, el movimiento y la revolución y la I final fija la energía absorbida por la sangre en este órgano».
Krumm-Heller habló también de INRI como mantra y aseguraba que provenía de los misterios egipcios.
Otra interpretación espiritual de INRI nos habla de “In Nobis Rosa Invenitur”: Descubrir la Rosa en nosotros.
Y, ¿qué es esa Rosa? En el símbolo de la Rosacruz esto queda bien claro. La Rosa es la esencia en nuestro ser, el centro del laberinto, la piedra filosofal, el núcleo, el corazón, el axis mundi. Podemos entender esto de forma intelectual, claro que sí, pero necesitamos entenderlo de un modo más profundo, vivencial. De eso se trata este descubrimiento de la Rosa en nosotros.
En un ritual arcaico de la Rosacruz que ha pasado al grado 18 de algunas obediencias masónicas, aparecía un sugestivo diálogo donde se hacía referencia al I.N.R.I.:
“¿De dónde venís?” de I-udea
¿Hacia dónde vais? a N-azaret.
¿Quién es vuestro guía? R-afael
¿De qué tribu sois? de I-udá”.
En otros diálogos masónicos del grado 18 se habla de Inocente, Nazareno, Redención e Igualdad para dar forma a INRI.
Hay otros significados que también queremos mencionar, aunque sea a vuelo de pájaro:
Iter Nobis Revelat Incredibilia, una frase incorrecta desde lo gramatical y que significaría “El viaje nos revela cosas increíbles”, aunque lo correcto sería: «Iter Nobis Incredibilia Revelat», lo cual ya no es INRI sino INIR.
In Neci Renascor Integer: En la muerte, uno renace intacto y puro.
Ineffabile Nomen Rerum Initium: El Nombre inefable es el inicio de todas las cosas.
Inter Nos Regnat Indulgentia: Entre nosotros reina la bondad.
Iustitia Nunc Reget Imperia (La Justicia regirá ahora a los imperios)
Indefesso Nisu Repellamus Ignorantiam (Que por el esfuerzo incansable repelamos la ignorancia).
Como hemos visto, INRI no es solamente una sigla, un acrónimo, sino que -en la tradición esotérica occidental- es una palabra de poder y por eso aparece en diversas organizaciones de corte iniciático como la Masonería, la Rosacruz y el Martinismo.