Los primeros cursos de educación a distancia fueron establecidos en Inglaterra por Isaac Pitman en la década de 1840 y se centraban en la enseñanza de taquigrafía mediante un sistema de novedosos escritos que llegaron a miles de estudiantes. Más adelante se establecieron las academias Pitman que fueron de gran importancia para el aprendizaje de artes y oficios en muchos países. Los que somos un poco más veteranos en el Río de la Plata recordaremos el impacto de Pitman y su eslógan que escuchamos mil veces:  «Academias Pitman, empleo seguro».

A fines del siglo XIX y principios del XX, varias universidades también comenzaron a emplear métodos de educación a distancia para llegar a un público objetivo que no tenía posibilidades de desplazarse a las grandes ciudades. En 1920, por ejemplo, tan solo una tercera parte de la población de EE.UU. vivía en las grandes ciudades y en Australia, donde las distancias entre centros poblados era enorme, las técnicas de educación a distancia se hicieron muy populares.

Casi todo podía enseñarse por correspondencia: idiomas, oficios, artes, habilidades y uno de los ejemplos más exitosos fue el de Charles Atlas, que desde la década del 20 del siglo pasado publicitó su sistema de tensión dinámica en todo tipo de publicaciones, revistas, anuncios de calle y sobre todo historietas, como en la recordada Editorial Novaro de México donde el musculoso Charles Atlas nos decía que podíamos dejar de ser un alfeñique de 44 kilos.

En el ámbito espiritual y esotérico, las enseñanzas por correspondencia son un fenómeno que comenzó en los EE.UU. con el Nuevo Pensamiento y el Ocultismo. En este sentido, el conocido autor William Walker Atkinson, también conocido como Yogui Ramacharaka, distribuyó un curso de Filosofía Yogui y Ocultismo Oriental que posteriormente fue publicado en forma de dos libros: “Catorce lecciones sobre filosofia yogui y ocultismo oriental” y “Curso avanzado de filosofia yogui y ocultismo oriental”.

Algunas escuelas lograron gran difusión mediante la correspondencia y no podemos olvidar en este breve repaso a Paramahamsa Yogananda y su Self-Realization Fellowship, a los constructores del Adytum de Paul Foster Case y la Escuela Arcana de Alice Bailey.

En el ámbito rosacruz, Max Heindel se valió del correo para enviar las lecciones de su Fraternidad Rosacruz a todo el mundo. Lo mismo puede decirse con Swinburne Clymer, pero quizás el sistema más conocido y exitoso fue el de la Orden Rosacruz AMORC que utilizó estratégicamente la publicidad en prensa, especialmente en periódicos locales y en revistas de gran difusión como “Mecánica popular” para que el gran público conociera sus enseñanzas.

Pero un caso particular y extraño, que vale la pena conocer y analizar es el de la Orden Maya, que funcionó entre 1935 hasta bien entrada la década de los 60. ¿Cuál es la historia de esta Orden? Veamos:

Por un lado, tenemos a William Perry Taylor, que era un buscavidas que actuaba en los circuitos de vodevil americano con los nombres artísticos de «Príncipe Rajbar Mahendra» y «Koran el místico» y que decía tener poderes psíquicos, especialmente el de la clarividencia. En sus avisos se presentaba en compañía de bellas mujeres jóvenes y decía ser místico, lector de mentes, adivinador y mucho más. 

Por otro lado, estaba Isabelle Madge Coutant Kruschke que era una corista y cantante que se hacía llamar «Rose Dawn» o «Rose Dawn the Star Girl».

A mediados de la década de 1930, Taylor y Rose Dawn trabajaron juntos en una estación de radio fronteriza de Del Rio, Texas y ciertamente eran muy creativos a la hora de ofrecer cosas milagrosas, desde lecturas psíquicas, consejos astrológicos, instrucciones de adivinación, frascos de perfume mágico. 

Su área de actividad estaba dada entre las ciudades de Del Río y San Antonio, Texas. Incluso algunos investigadores afirman que una conocida canción norteamericana “San Antonio Rose”, que fue popularizada por Bing Crosby habría estado inspirada en la carismática Rose Dawn, que en esos días vivía justamente en San Antonio, TX. Aunque esta canción fue entonada por varios artistas de éxito como Pat Boone, John Denver y Patti Page, quizás la mejor versión es la de Patsy Cline.

Lo cierto es que, Taylor y Rose Dawn, al apreciar el éxito de las enseñanzas esotéricas a distancia tuvieron una idea: ¿y si inventaban una Orden?

Así fue que juntaron algunos conocimientos de cábala hebrea, un poco de astrología, una pizca de cristianismo, un chorrito de orientalismo, mezclaron todo con el Nuevo Pensamiento y ¡voilá! la nueva Orden cobró vida.

El caso es que necesitaban algo nuevo y exótico, y la proximidad con México les dio la idea: la escuela se llamaría “Orden Maya” y a partir de ese momento (estamos hablando de 1935-1936), estos dos personajes empezaron a hablar de “Mayanry”, un término inventado que se podría traducir al castellano como “Mayanería”.

Lo cierto es que ninguno de ellos sabía mucho acerca de la cultura maya, aunque ambos habían leído la conocida obra de Augustus Le Plongeon “Misterios Sagrados entre los Mayas y los Quiches”, donde se vinculaba a los mayas con los egipcios y se sugería que el origen de la Masonería debía rastrease en el Yucatán. De hecho, esta obra en castellano, en una de sus versiones, se titula “La Masonería y los misterios sagrados entre los Mayas y los Quichés”.

En esos días, Rose Dawn -que al parecer también publicaba una revista sobre viajes- había logrado entrevistarse con el presidente mexicano Lázaro Cárdenas para hablar de la ruta Ciudad de México-Laredo, y había aprovechado esta situación para visitar ruinas aztecas en la zona. Y ese era el alcance teórico de la Mayanería: Le Plongeon, una entrevista con Cárdenas de pocos minutos y una visita turística a los museos de Ciudad de México.

Con la ayuda de una publicidad bastante llamativa, la Orden se abrió camino y en sus anuncios prometían revelar los secretos de superación personal enseñados por los mayas para lograr confianza, salud, prosperidad económica y éxito general, todo esto fundamentado en (abro comillas) «la sabiduría tradicional de esa misteriosa raza de astrólogos y constructores de templos». 

Echemos un vistazo a sus avisos:

“¿Apostaría 3 centavos para ganar la felicidad?” “Si usted está descontento, infeliz, no logra salir adelante. Si usted está preocupado acerca del creciente costo de vida y no sabe que hacer cuando termine la guerra… bueno, todo eso… entonces la Orden Maya es la solución, y por el costo de la estampilla los lectores podían recibir gratis un librito llamado “Mayan Mysteries” donde se exponían las enseñanzas básicas de la organización.

Veamos otro aviso:

“Científicos, estudiantes universitarios, jubilados, doctores y miles de simplemente amigos en todos los caminos de la vida, están disfrutando los beneficios de la Mayanería. 

Se siente miserable y poco apreciado? Sin amigos que lo entiendan? ¿Se siente físicamente por debajo de la media? No desperdicie otro día más de su vida, y pida este libro”.. bla bla bla.

Los interesados ​​podían afiliarse pagando una matrícula de 10 dólares, que hoy en día serían unos 200 dólares, y luego pagarían cuotas mensuales de 2.50, o sea unos 50 dólares de la actualidad. Los miembros se autoiniciaban en su casa y pasaban por diez grados, cada uno con su palabra de pase y con claves secretas, que ciertamente eran muy parecidas (o más bien idénticas) a las que se usan en otras órdenes como la Masonería.

El emblema oficial de la Orden, que decía ser tomado de la tradición maya, era casi un calco del conocido calendario azteca o piedra del sol. 

Rose Dawn aparecía en las lecciones como «Escriba Oficial» y Taylor oficiaba como «Gran Maestro» y cuando este murió en 1953, Rose pasó a ser el «Líder Supremo».

Como vemos, esta Orden Maya no tenía ni pies ni cabeza, pero fue una mina de oro para Taylor y Rose Dawn. Si leemos las lecciones de Mayanería (que están disponibles en inglés en la web archive.org), veremos que los conceptos y la terminología vinculada a los mayas es mínima y que esta carencia se sustituía por imágenes de pirámides, las cuales aparecen una y otra vez, como elementos decorativos de las monografías.

Este tema parece anecdótico pero es ciertamente valioso para analizar algunas cuestiones del ámbito iniciático. Entonces, este artículo tendrá una segunda parte donde hablaremos de las iniciaciones por correspondencia y la posibilidad o no de la auto-iniciación, además de hablar de los falsos maestros y otros temas vinculados.