Los filósofos renacentistas hablaron de una “Prisca Theologia”, es decir una teología primigenia que habría sido entregada al hombre desde los tiempos primordiales. 

La palabra “Prisca” proviene de priscus, que en latín significa “viejo”, es decir que estaríamos hablando de un conocimiento original incontaminado, fuertemente ligado al concepto de “Tradición Primordial” (Prisca Sapientia).

El primero en usar el término fue Marsilio Ficino en el siglo XV, quien habló de la existencia de una serie de “teólogos primordiales” y de una “genealogía del conocimiento” con seis figuras decisivas.

Decía Ficino:

“[A Hermes] se le conoce como el primer autor de Teología; su sucesor fue Orfeo, segundo entre los teólogos de la antigüedad. Aglaofemo, quien habría sido iniciado por Orfeo, tuvo como sucesor a Pitágoras en el cultivo de la Teología, de quien fue discípulo Filolao, maestro de nuestro divino Platón. Es decir, existe una Antigua Teología (Prisca Theologia) […] que tiene su origen en Mercurio y culmina con el divino Platón”.

Más adelante se consideraron otros eslabones de esta cadena áurea, como Zoroastro, Asclepios, Museo, Dédalo, Homero, Moisés, David, Plotino, Abraham, Licurgo, Solón, Heráclito, Noé, Eudoxo, Demócrito, Numenio, Aristóteles, Filón de Alejandría, Avicena, Alfarabi, Orígenes, San Agustín, las sibilas, los druidas, los cabalistas, los brahmanes, etc., todos en concordia con el mensaje del Cristo. 

Por esto, Ficino consideraba a la Prisca Theologia como “una revelación divina a las naciones, a los gentiles, a través de la razón, paralela a la efectuada por medio de Moisés y los profetas al pueblo de Israel [y] contiene un repertorio de verdades sobre Dios, el mundo y el hombre también presentes en el Antiguo Testamento”. 

De acuerdo con Joscelyn Godwin: “La idea de la prisca theologia es similar en muchos aspectos al ciclo profético del Islam. La lista de profetas incluye pre-judíos (Seth, Noé), los judíos Abraham y Moisés, y Jesús, antes de terminar con Mahoma [e incluso]Hermes Trismegisto y Agathodaimon fueron admitidos como los profetas Idris (=Enoch) y Seth”. 

El Islam afirma que Allah ha enviado al mundo 124.000 mensajeros según lo expresado en un hádiz (1) y de esta cifra enorme hay cinco que se destacan de los demás y que constituyen la columna vertebral de la tradición islámica, son los Dotados de Resolución (Ûlû-l-‘Azm): Nûh (Noé), Ibrâhîm (Abraham), Mûsâ (Moisés), ‘Îsâ (Jesús) y Muhammad (Mahoma).

En tiempos más recientes, el francés Edouard Schuré intentó dar un nuevo impulso al concepto renacentista de “Prisca Theologia” escribiendo una obra interesante pero despareja que se tituló “Los Grandes Iniciados” (1889) y que tuvo gran influencia en los ambientes teosóficos y neorosacruces del siglo XX. Schuré concibió una genealogía sapiencial integrada por Rama, Krishna, Hermes, Moisés, Orfeo, Pitágoras, Platón y Jesús.

La “Prisca Theologia” y las genealogías del conocimiento que tratan de reconstruirse desde el Renacimiento tienen un trasfondo común: una sucesión discipular conocida como la “cadena de oro” que es custodiada por el Supremo Instructor de múltiples caras: Mercurio, Thoth, Henoch, Elías Artista, Odín (Wotan), Quetzalcóatl, Seyidna Idris, etc.

Pero, ¿qué idea subyace en el fondo de esta “Prisca Theologia”? La existencia de seres humanos que han trascendido su condición humana: super-humanos, Maestros ascendidos, Mahatmas, Adeptos, Hermanos Mayores, seres evolucionados que han alcanzado la Iniciación y que siguen actuando en el mundo tanto en el plano físico como en los planos metafísicos.

Por esto, cuando el rosacruz Eckartshausen habla de la única escuela de Misterios Mayores, la llamada Logia Blanca, Iglesia Interior o Fraternidad Oculta, él dice que  “esta es una Sociedad que se une a fuerzas superiores y que cuenta con miembros de más de un mundo”, lo cual deja en evidencia que hay Hermanos Mayores encarnados y otros desencarnados o sea  actuando en “más de un mundo”.

Algunas escuelas dicen estar en contacto con estos Adeptos, otras afirman estar cumpliendo la misión de los Maestros, y esto puede ser verdad, pero la única forma de conocer el grado de conexión de las escuelas, órdenes y fraternidades con esta Comunidad de la Luz es mediante un simple enunciado: “Por sus frutos los conoceréis”.

Notas del texto

  1. “Preguntó Abû Dharr: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Cuál es el número de Profetas?”. Dijo el Profeta: “Ciento veinticuatro mil (124.000)”. Preguntó entonces Abû Dharr: “¿Y cuántos de éstos son Mensajeros?”. Le dijo: “Trescientos trece (313). Toda una multitud”. Preguntó: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Quién fue el primero?”. Contestó: “Âdam”. Preguntó: “¡Oh Mensajero de Allâh! ¿Fue un Profeta misionado?”. Dijo: “Sí. Allâh lo creó con Su mano, luego insufló de Su espíritu en él e hizo de él distintos pueblos. ¡Oh Abû Dharr! Cuatro Profetas hablaban la lengua primordial (suryâniyya): Âdam, Shîth (Set), Nûh (Noé) y Henoch, que es Idrîs, quien fue el primero en escribir. Cuatro Profetas eran árabes: Hûd, Sâlih, Shu’ayb y tu Profeta. ¡Oh Abû Dharr! El primer Profeta de los Hijos de Israel fue Mûsâ (Moisés) y el último ‘Îsâ (Jesús). El primer Profeta fue Âdam y el último es tu Profeta (Mahoma)”. (13)