El Cuadrado SATOR, también conocido como cuadrado mágico de los templarios es una estructura de cinco misteriosas palabras latinas dispuestas en forma de cuadrado: SATOR, AREPO, TENET, OPERA y ROTAS.

La disposición de estas palabras no es arbitraria; cada una ha sido cuidadosamente elegida y colocada para formar un multipalíndromo excepcional. Esto significa que el cuadrado puede leerse de manera coherente de izquierda a derecha y de arriba abajo, así como en sentido inverso, tanto horizontal como verticalmente. La simetría y la repetición de palabras en el Cuadrado SATOR generan un patrón muy ingenioso que ha cautivado a eruditos, historiadores y esoteristas a lo largo de los siglos.

Los ejemplares más tempranos del Cuadrado SATOR que han llegado hasta nosotros datan de una época anterior al año 79 d.C. Estos cuadrados lograron sobrevivir a la catastrófica erupción del Monte Vesubio, que sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano bajo sus cenizas y lava. Es en estas ruinas que, en 1936, el arqueólogo italiano Matteo Della Corte encontró un cuadrado SATOR, en una pared pintada de blanco, escrito con carbonilla, y a una profundidad de 1,40 metros por debajo de la superficie, bajo una capa de lava endurecida que había ocultado la ciudad de Pompeya.

Aunque hay toda clase de teorías sobre el cuadrado, aún no se ha llegado a una conclusión definitiva.

La primera palabra, SATOR, quiere decir en latín el sembrador, el agricultor, el creador, el autor, el artesano o incluso el padre o progenitor.

AREPO es la palabra más enigmática de todas. Algunos consideran que se trata de un nombre propio, otros hablan de una divinidad. Algunos han apuntado a REPOA y hacen alusión a un extraño libro vinculado al Rito Masónico de los Arquitectos Africanos establecido en 1767 en Prusia bajo los auspicios de Federico II el Grande. El libro en cuestión es el CRATA REPOA, que hablaba sobre las supuestas iniciaciones sacerdotales en el Antiguo Egipto celebradas en Gizeh, aunque -en rigor de verdad- tampoco se sabe bien qué quiere decir REPOA, así que de nuevo estamos en foja cero. Mackey sugiere que “Crata Repoa” es un anagrama de “Arcta Opera”, es decir “trabajos terminados” o “trabajos confinados”, mientras que Frank Maas propone otro anagrama «CATAR OPERA” (pureza del trabajo). Pero, como ya dijimos, en verdad seguimos en foja cero.

Esta ambigüedad en torno a AREPO ha llevado a numerosas interpretaciones y especulaciones a lo largo de los años, alimentando el misterio y la fascinación por el Cuadrado SATOR, que se resiste a revelarnos su secreto.

La tercera palabra, TENET, que significa sostener, mantener, o poseer, actúa como eje central del cuadrado, siendo la única palabra que se lee igual tanto horizontal como verticalmente en el centro del cuadrado. Esto refuerza la idea de estabilidad y equilibrio dentro de la estructura del cuadrado, sugiriendo un posible simbolismo de sostenimiento o cohesión universal. Incluso -como dato de color- fue la palabra que eligió como título el director Christopher Nolan para su película de 2020 que usa todas las palabras en el argumento:  Sator es el villano ruso, Arepo el falsificador de arte, Tenet (el nombre de la organización), «Ópera» (la escena inicial tiene lugar en la Ópera de Kiev) y «Rotas» (el nombre de la empresa de seguridad).

OPERA, la cuarta palabra, significa obrar, generar, manipular, operar, actuar, y añade una dimensión de acción al cuadrado.

Finalmente, ROTAS, que significa ruedas, cierra el cuadrado con una referencia a ciclos, movimiento y la naturaleza cíclica de la existencia.

Si reunimos esas palabras, podría hablarse de que “El sembrador Arepo guía con destreza las ruedas”.

En la década del 20 del siglo pasado, algunos investigadores sugirieron que era posible reorganizar el cuadrado y formar una cruz a partir de las letras. Al hacerlo, se destaca la frase «PATER NOSTER» dos veces, cruzándose en la letra «N». Además, las letras restantes, A y O, aparecen en las cuatro esquinas del cuadrado reorganizado, lo que se ha interpretado como el Alfa y Omega, un símbolo cristiano que representa a Dios como el principio y el fin de todas las cosas. Esta teoría entusiasmó a los cristianos, quienes quisieron ver en Sator una especie de secreto mistérico de los primeros cristianos perseguidos, un código oculto que ligaba directamente esta antigua inscripción con los fundamentos de su fe. Sin embargo, los hallazgos que comenté antes de Matteo Della Corte en Pompeya, hicieron perder fuerza a la teoría del Padre Nuestro porque -como dijeron los investigadores- era poco probable que hubiera muchos cristianos en la Pompeya arrasada por el volcán y también se dice que estos primeros cristianos habrían escrito el cuadrado en griego y no en latín, al mismo tiempo que los conceptos cristianos de Alfa y Omega aparecieron después del primer siglo.

Otras teorías recuperan la hipótesis del Pater Noster apuntando al misticismo judío y, en concreto, a una forma protocabalística, ya que la idea de Alfa y Omega aparece en el Antiguo Testamento (Ex. 3.14; Is. 41.4), mientras que las letras Alpeh y Tav son usadas en el Talmud como símbolos de totalidad. Por otro lado, las “T” de TENET pueden explicarse no como cruces cristianas, sino como una forma latina del símbolo de salvación judío «tau», un símbolo que, según algunas tradiciones, se utilizaba para marcar a los fieles y protegerlos. Esta perspectiva cabalística sobre el Cuadrado SATOR sugiere que podría haber sido utilizado como un amuleto o talismán, destinado a invocar protección divina o a representar conceptos espirituales profundos, mucho antes de que pudiera haberse asociado con el cristianismo. De hecho, esta interpretación que conecta el Cuadrado SATOR con un conocimiento cabalístico temprano, también sugiere que su disposición y estructura podrían tener implicaciones numéricas o geométricas ocultas, aspectos que son centrales en la mística judía.

Desde lo numerológico, alguien así a las letras de SATOR un número, partiendo del abecedario A 1, B 2, C 3 y así sucesivamente y concluyó que S + A + T + O + R es 19 + 1 + 20 + 15 + 18 =73 y 7 + 3 = 10; 1+0= 1, e hizo lo mismo con las otras palabras, a lo cual siempre da 1 por reducción teosófica. El único problema es que esto cierra en el alfabeto latino moderno, pero no así en el antiguo, donde no existía la J.

Si usáramos el alfabeto antiguo, entonces SATOR sería:

S + A + T + O + R es 18 + 1 + 19 + 14 + 17 =69 y 6 + 9 = 15; 1+5= 6

AREPO: 7, TENET: 7, OPERA: 7, ROTAS: 6

Si reducimos todo eso por operación teosófica tenemos 33, que es un número bastante interesante y que reducido teosóficamente sería 3+3=6

En otras palabras, podríamos sacar muchas conclusiones de estos números 33 y 6 pero sin el contexto no podemos avanzar mucho más.

Al principio decíamos que a SATOR también se lo ha llamado el cuadrado mágico de los templarios, un título muy marketinero pero que tiene poca sustancia ya que -si bien se han encontrado cuadrados SATOR en iglesias europeas- lo cierto es que no podemos encontrar una ligazón muy grande entre la Orden Templaria y este viejo palíndromo. Lo cierto es que si a cualquier cosa le ponemos mágico y templario enseguida pasa a llamar la atención.

Un intento ingenioso ha sido suponerponer la cruz templaria en el cuadrado, lo cual señalaría las letras A E O N por cuatro veces. AEON significa eras o períodos de tiempo, e incluso eternidad. Para el gnosticismo y para los thelemitas es otra cosa pero no nos metamos en ese lío. Según esta teoría, AEON cuatro veces hace referencia a 4 períodos de tiempo, lo cual podría aludir a las 4 eras o edades bien conocidas en la Tradición: Oro, Plata, Bronce y Hierro, que en la India son Satya, Treta, Dvapara y Kali Yuga.

En fin, el cuadrado SATOR se resiste a revelarnos sus secretos y sigue siendo uno de los enigmas más fascinantes de la antigüedad. No obstante, y aunque no logremos dar con la pista definitiva, el proceso de investigación, el viaje mental y espiritual que emprendemos al explorar sus profundidades es valioso en sí mismo. Cada paso en este camino de descubrimiento nos conecta con nuevas ideas y símbolos, algunos igualmente misteriosos o incluso más cautivadores. Por lo tanto, como dicen los orientales: “el camino (y no el destino) es la recompensa”.