Seguimos repasando las diversas trampas en las que suelen caer los caminantes que transitan el sendero iniciático.

Séptima trampa: El complejo de superioridad

Muchos buscadores, cuando empiezan a descubrir las magistrales enseñanzas de la Filosofía Iniciática encuentran en ella una profundidad intelectual y espiritual que trasciende las nociones superficiales y simplistas de muchas filosofías y religiones populares. Descubren, al mismo tiempo, que esta filosofía, activa, práctica y vivencial, no es mera teoría sino que brinda herramientas poderosas para trabajar internamente, despertar su potencial interno y alcanzar un mayor sentido de conexión con lo sagrado y lo trascendental.

En otras palabras, no es raro llegar a la conclusión de que esta Filosofía, donde convergen la ciencia y la religión, es mejor que las concepciones materialistas o religiosas de la vida, y este corolario puede llevarnos a una conclusión falaz: si esta Filosofía es mejor, los que la estudiamos o practicamos somos mejores que los demás.

Este sentimiento de superioridad aparece en muchos buscadores espirituales que empiezan a establecer distinciones entre “nosotros los despiertos” y ellos, el vulgo. Nosotros los iniciados y ellos los profanos, lo cual a veces se complementa con el pasaje bíblico de que no tenemos que tirar perlas a los cerdos.

En verdad, este pasaje no nos habla de juzgar o menospreciar a las personas, sino de reconocer que cada uno está en su propio camino y nivel de comprensión espiritual.

Sobre esto, bien vale aclarar una palabrita que usamos en nuestros videos y que de ninguna forma es peyorativa. Me refiero a la palabra “profano”. En verdad, algunas personas sí usan este término con un sentido de superioridad pero nosotros siempre aclaramos que profano viene de “pro” (adelante o afuera) y “fanum” (templo), es decir que se alude a aquellas personas que viven por fuera de lo sagrado, afuera del templo, y -desde lo consciencial- con toda su atención hacia lo externo, la materia, el mundo sensorial.

Sin embargo, si somos estrictos, cada uno de nosotros tiene un grado de profanidad. Recordemos que el camino es gradual y que todos nosotros tenemos áreas en nuestra vida donde aún nos queda trabajo por hacer. En otras palabras, todos estamos aprendiendo, todos somos aprendices y no podemos saber qué pruebas están atravesando los demás.

A esta trampa Mariana Caplan le llama “la inflación del ego” porque no es otra cosa que una táctica engañosa del ego, cuyo propósito es preservar su poder sobre nuestro verdadero ser. Dice Caplan: “La inflación usa muchas máscaras diferentes: un sentido de superioridad, vanidad, autosatisfacción, un sentimiento de ser especial, una apreciación exagerada del propio desarrollo espiritual y las propias capacidades, orgullo por los logros espirituales y la estatura espiritual, aislamiento, el sentimiento de que nadie es capaz de entender la propia experiencia”.

Ante el veneno de la superioridad o de creerse superiores, los grandes maestros han enseñado dos antídotos muy eficaces: la humildad y la risa. Un camino espiritual que nos lleva a la vanidad y que no deja lugar para las bromas y la risa, no vale la pena.

Octava trampa: El exclusivismo

A veces se nos pregunta: ¿la Orden Rosacruz Iniciática es la verdadera? Esta pregunta, esconde una creencia porfiada en el ámbito espiritual: tiene que existir una sola escuela, una sola corriente, mejor y auténtica, mientras que las demás son peores y falsas. Pues no, existen múltiples caminos porque existen diferentes tipos de almas, con sus propias inclinaciones y necesidades.

Algunas almas pueden encontrar su conexión con lo divino a través de prácticas religiosas tradicionales, mientras que otras pueden sentirse más atraídas por la meditación, la introspección personal, el servicio, la ritualística o la lectura de textos sagrados.

No hay un camino «correcto» o «superior» en comparación con los demás, ya que cada uno puede satisfacer las necesidades y los anhelos espirituales de diferentes personas.

En el esoterismo existen muchas personas que caen en el dogmatismo con mucha facilidad, canonizando a un pensador en particular y catalogando de herejes, farsantes, ignorantes, charlatanes, aprovechadores, y otras palabras bonitas a todos los que no aceptan a rajatabla sus enseñanzas o que explican las cosas de un modo distinto. Pues no. En lugar de limitar nuestra comprensión a un único enfoque, debemos celebrar la pluralidad de caminos espirituales y entenderlos como sendas que conducen hacia un mismo lugar. En internet podemos encontrar blogs y páginas webs de investigadores obsesivos y obsesionados en emprender una especie de cruzada contra todos los que no comulgan con sus ideas.

Algunos se han convertido en los Torquemada de Santa Helena Petrovna, otros en los talibanes de René Guénon o las groupies de Samael Aun Weor, siempre dispuestos a combatir a los heréticos y disidentes.

Sin embargo, es bueno recordar el cuento zen donde el maestro dice que Buddha, el sagrado Buddha Siddharta Gautama no era otra cosa que mierda seca en un palo.

¿Qué significa esto? Que no tenemos que apegarnos a estas figuras ya que pueden convertirse en obstáculos si nos aferramos a ellos o los idolatramos.

Todo maestro externo es mierda seca en un palo.

Aquí vale la pena recordar la distinción que hacen los orientales entre el Upaguru y el Satguru.

El Upaguru es todo maestro externo, sea cual sea su naturaleza, nuestros padres, nuestras maestras en la escuela, el cura, el jefe, la suegra, nuestra mascota y el más encumbrado maestro espiritual o santo que podamos imaginar. Todos ellos nos enseñan algo, pero todos ellos son falibles, no son perfectos. Por otro lado está el Satguru, maestro interno que se aloja en el centro de nuestro ser.

En este sentido, los maestros exteriores son válidos en la medida que nos lleven a descubrir ese maestro, esa verdad escondida en nosotros.

Todos los grupos y sectas tienen su función, y llegamos a ellos por una necesidad interior. No hay casualidades y toda vivencia vale la pena, y esto se aplica tanto para la Masonería, la Sociedad Teosófica, los mormones, la Gnosis de Samael, los Testigos de Jehová, el Opus Dei, los Hare Krishna, la Fraternidad Rosacruz, la iglesia pentecostal de la esquina de casa y todos los nombres que desees agregar.

En mi caso, confieso que pasé por varias «sectas esotéricas» y aprendí en ellas cosas que no hubiera aprendido en otro lado, y por eso les estoy muy agradecido. Todo suma. Por lo tanto, en lugar de denunciar y atacar a otros grupos, personas y enseñanzas, en este canal nuestra misión es difundir la enseñanza que consideramos más adecuada… para cierta clase de personas. No para todos.

El rosacrucismo es para todos pero no todos son para el rosacrucismo, y esto no significa que este camino sea mejor sino que está dedicado a aquellas personas que vibren y se entusiasmen con este marco simbólico en particular, con estas prácticas en particular, con este estilo de entender la enseñanza sagrada.

Seguramente nos equivoquemos más de una vez. Por eso siempre les decimos que no nos crean nada, que investiguen por su cuenta y que recuerden que la primera condición del camino es el DISCERNIMIENTO.